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Monteoscuro en primavera

sábado, 29 de octubre de 2011

miércoles, 5 de octubre de 2011

Taller de escritura

Hola amigos/as:
Desde el taller de escritura de la Asociación Cultural Monte Oscuro, os invitamos a leer los trabajos que estamos realizando  con la ayuda de nuestro profesor  Ángel Longás.
El primer texto que os ofrecemos es la descripción que nos ha hecho Jaime del Taj Majal, uno de los edificios más hermosos del mundo.
Esperamos que participéis en nuestro taller leyendo nuestros textos y disfrutéis con su lectura.

TAJ MAHAL


Es Agra una ciudad como otra cualquiera de India, extensa en su territorio y muy poblada, bulliciosa, ruidosa, sucia hasta términos que no puedes imaginar, con coloridas calles llenas de pequeños negocios y comercios abarrotados de productos baratos. Vendedores ambulantes que se agolpan cualquier esquina para ofrecerte productos de campo, baratijas, juguetes, ropas, zapatos, etc. Hay puestos de barberos callejeros o escribientes dispuestos a redactar un documento oficial, una alegación judicial o una carta de amor. Sus habitantes llenan sus destartaladas calles y plazuelas, donde destacan las mujeres por su belleza y elegancia, siempre ataviadas con sus coloridos y vistosos “saris” y sus trenzas en el pelo adornadas con increíbles tocados de flores.

Pero una cosa diferencia a esta ciudad del resto del resto de las de India y de  cualquiera del mundo. Y es que en ella está, quizá, el edificio mas bello construido por la mano del hombre y ese no es otro que el mausoleo-tumba en honor de Muntaz Mahal, o sea el TAJ MAHAL.

Dicen que fue construido por el emperador Sha Jahan como reconocimiento póstumo a su esposa Muntaz Mahal, pero poco importa la historia de este edificio, el porqué y cómo se construyó anta la magnitud y belleza que uno contempla al flanquear el portón de madera que separa el mundo real de esta joya arquitectónica.

Ahí enfrente está, flanqueado por dos mezquitas de arenisca roja que contrastan con la blancura impoluta del mármol blanco del mausoleo y de los cuatro esbeltos minaretes que lo custodian.

Situado en un pedestal al fondo de un cuidado jardín de flores de todos los colores. En el centro, hay un pequeño y cristalino estanque donde se refleja como si fuera un espejo para resaltar por duplicado su magnitud. Para acceder es necesario descalzarse, como es costumbre en todos los lugares sagrados en India. Centenares de calzados de todos los modelos y tamaños se agolpan en sus respectivos cajones: babuchas árabes, chanclas indias, zapatos de vestir, tacones de aguja, zapatillas y botas de trekking, etc., lo que indica que la procedencia de los visitantes en multitudinaria y de toda clase y condición social.

Tras subir unas escaleras, te encuentras ante la puerta de entrada. La impresión es de una autentica alucinación. Un arco de la bienvenida al visitante y le invita a pasar al mausoleo, donde, y eso quizá sea lo menos espectacular, se encuentran las tumbas del emperador y su esposa rodeadas de una finísima celosía de mármol blanco con incrustaciones de piedras preciosas, por la que se pueden ver, con dificultad, las tumbas. La gente en gran número se apiña a lo largo de los lados para ver si por un momento, al menos pueden contemplarlas. El calor es intenso por lo que apetece salir fuera para disfrutar del resto de la visita.

La planta del edifico es cuadrada y en cada lado se abre una puerta, las esquinas están achaflanadas, situándose en ellas una doble arquería. La simetría es perfecta. Este cuerpo central esta coronado por una cúpula en forma de cebolla rematada por una aguja. La decoración se repite a lo largo de todos su muros, elementos florares –hojas de vid y flores de loto- están incrustados en el mármol y aunque estos motivos son escasos en su variedad, está tan delicadamente colocados y son de una riqueza tal, pues se trata de piedras semipreciosas, que se sobran y se bastan para que el conjunto resulte sencillamente delicioso. Otros elementos decorativos son la caligrafía árabe que decora los arcos de las puertas de entrada con versículos del Corán y los mosaicos con formas geométricas incrustados típicos de todas las construcciones en la cultura árabe.

Cuando contemplas del Taj Mahal, la sensación que te produce es que esta suspendido en el aire. El emperador Sha Vahan así quiso, y para ello lo mandó construir en lo alto de una plataforma y a la orilla del río Yamuna, para que ningún otro edificio pudiera hacerle sombra y con la intención de construir su propia tumba, que sería de mármol negro en la otra orilla del río.

Ya la tarde esta avanzada y es el momento mágico para contemplar esta maravilla, pues es cuando empieza a caer el sol y los rayos del astro rey se reflejan en la blancura del mármol del Taj Mahal, produciendo colores que son imposibles de describir: el edificio adquiere tonalidades amarillas, con intensidades diversas, que se van convirtiendo en rojas a medida que el sol se va ocultando. La sensación de paz y armonía que emana del conjunto y que se respira en todos los rincones del recinto es intensa, y, aún ahora cundo estoy escribiendo estas líneas y el recuerdo acude a mi mente, me entran escalofríos.

Pero todavía queda el último ritual que cumplir; pues antes de abandonar el recinto, y consiste en juntarse con los amigos y decirle a uno de los muchos fotógrafos nativos que hay situados a la entrada para que, con el TAJ MAHAL de fondo, inmortalice el momento vivido.

Jaime Laviña    (mayo 2011)







Jaime. (mayo 2011)